Casas de famosos: reflexiones sobre Neverland

Casas  de famosos: reflexiones sobre Neverland
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Sola, a las dos de la mañana en el piso 29 de un hotel parisino. El poco sueño que tenía se me fue de golpe al encender la televisión y ver en CNN un titular destacado en letras rojas: Michael Jackson Death. Por un momento deseé que death tuviera otro significado, pero no, parecía cierto y confirmado que Michael Jackson, el pequeño de redondos carrillos que con diez años cantaba como un ángel bajo un sombrero púrpura, había muerto.

Muchas imágenes, muchos recuerdos para una estrella a la que vi evolucionar a lo largo de la vida. Solo seis años separaban nuestras fechas de nacimiento. Mucho se ha escrito y se escribirá, se vio y se verá. Bueno y malo. Quizá tras su muerte lleguemos a olvidar lo que dijimos, dijeron de él. Una vida apartada de la realidad.

¿Cómo vive una estrella, un mito, una leyenda? La casa más conocida de Michael Jackson, aquella en la que volcó todos sus esfuerzos y obsesiones es Neverland, un rancho situado en Santa Bárbara, California.

Con una extensión de 11 kilómetros cuadrados, el conjunto tiene varias edificaciones, así como un lago, un teatro, una estación de tren, una pista de karts y el conocidísimo parque de atracciones. La casa principal es una bonita mansión de estilo inglés, de ladrillo y madera, casi un cottage. Curiosamente, cuando vemos imágenes de Neverland siempre es la estación de tren el único edificio que se muestra, inconfundible con su reloj topiario en el jardín, y por tanto es mucha la gente que cree que esa es en realidad la casa de Michael Jackson.

La casa vacía ofrece unos espacios amplios, de soberbias paredes de ladrillo y con la perenne presencia de la madera noble, que recorre ventanas, puertas, suelos, escaleras y decora rotundamente el techo. La cocina, grande y oscura, está en perfecto estado de revista y preparada para el trabajo.

Pero más que describir cada estancia y comentar sus peculiaridades, mi deseo con este post es realizar una reflexión sobre el continente y el contenido, cómo una casa sobria y clásica puede transformarse entregando su interior al estilo más kitsch.

Michael Jackson se rodeaba de muebles y objetos que conformaban una extraña mezcla. Así, en su salón podíamos ver figuras casi humanas silentes y vigilantes. Grandes cuadros en los que él era el protagonista retratado como un rey, un ángel o un mártir; un enorme castillo ocupando gran parte de uno de los salones… Los sueños de un niño materializados por un adulto que se resistía a dejar de serlo. El país de nunca jamás.

En el documental “Viviendo con Michael Jackson” de Martín Bashir, veíamos a Jackson comprar muebles y enseres de manera caprichosa y compulsiva en una lujosa tienda de Las Vegas. Era como si a un niño de diez años le hubieran dejado solo en un todo a un euro con un billete de cien en el bolsillo. Recargados jarrones, globos, cuadros, mesas y demás enseres iban a parar caprichosamente a una millonaria lista destinada a decorar sus casas.

Y entre toda esta decoración inclasificable, un detalle que a mí me llena de emoción: innumerables fotografías de familia y amigos dispuestas sobre una gran mesa, abigarradas, quitándose el sitio unas a otras… Una muestra de la importancia que el recuerdo de sus seres queridos tenía para El Rey del Pop. Una imagen que contrasta con la soledad que de él emanaba.

Videos vía | Steph83Ga en Youtube, Utubelyrics101 en Youtube
Imagen vía | San Sharma en Flickr

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